El coraje es la virtud de los héroes.
Es
necesario para afrontar las adversidades, pero también para hacer realidad los
sueños. Las adversidades no se pueden anticipar. Vienen y se van.
A veces no
se van, quedan en medio del camino, se hacen más grandes y más profundas de tal
manera que solo si aumenta la dosis de coraje se pueden afrontar.
Las
adversidades robustecen el carácter, pero también lo hacen más dúctil porque,
para vencerlas, hay que saber adaptarse y buscar las grietas y desatascarlas
para que puedan fluir libremente.
Hay
que tener el coraje de soñar.
En necesario
tener coraje para tener sueños, pero todavía más para ponerse manos a la obra y
mover cielo y tierra para hacerlos realidad. El sueño es fruto de un acto de
conciencia, pero depende de un factor que está fuera del control humano: el
tiempo. Todo sueño requiere un tiempo y nadie sabe, al empezar, cuánto tiempo
dispone para tejer un sueño. No sabe si dispone de mucho o poco, pero, mientras
se esfuerza por hacerlo realidad, dota su vida de sentido.
No hay vida humana sin sueño.
Puede
ser pequeño o grande, discreto o ambicioso, pero la vida necesita, como el
agua, horizontes.
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