En todo proyecto o anhelo, tal y como decía
Francisco de Asís, lo inteligente sería
comenzar con lo necesario; avanzar en la conquista de lo posible; seguir
sembrando posibilidades y creando circunstancias hacia lo anhelado: y
perseverando, quizás conquistemos lo que era imposible cuando comenzamos a
andar.
Porque el futuro es presente y el
mañana es lo que sembramos hoy, vale la pena no olvidar que los peldaños de
lo que está por venir se asentarán sobre la firmeza que construyamos en los
escalones de hoy. Y casa escalón andado
es una obra en sí misma que merece la pena andar bien.
Perseverancia,
paciencia, visión, entusiasmo y esperanza son los valores que son el aliento,
la fuerza y el sentido que nos permiten dar un paso más. Finalmente, cuando conquistemos la cima, el fin de la
escalera, seguramente nos daremos cuenta de que otra nueva nos aguarda, y
que lo importante no es tanto realizar nuestros anhelos (llegar al final de la
escalera, cumplir el objetivo deseado), sino lo que nuestro anhelo ha hecho
para que lleguemos allí más ligeros de equipaje, lúcidos y entrenados para
enfrentar nuevos retos y brindar las fuerzas y experiencia adquirida a otros
como una mano amiga que les ayude a seguir subiendo su escalera.
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