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martes, 25 de marzo de 2014

¿Te Cambiarías Por Otro?


Al final, la verdad es que no nos queremos cambiar por nadie, aunque en ocasiones todos lo pensamos. Ocurre como con las habitaciones de hotel. Salimos de la que nos han asignado en recepción camino del ascensor y, subrepticiamente, resulta inevitable mirar más allá de la puerta abierta por el personal de limpieza, atisbar lo que hay y cómo es otra habitación del mismo pasillo que siempre, en un principio, se nos antoja más grande y mejor distribuida que la nuestra. Más tarde, si tenemos ocasión de comprobarlo, reparamos en que no es así y que, a pesar de alguna pequeña mejora, la situación global es peor que la que nosotros ocupamos.

Eso ocurre también con las vidas, con otras vidas, a las que basta asomarse para darse cuenta de que no son mejores que la nuestra, aunque en un primer momento nos hubiera parecido lo contrario. Por ello no reclamamos un cambio de estancia, de la misma forma en que no le pediríamos a nadie que se cambiara por nosotros.

Habitamos nuestra piel, somos la suma de un montón de manías, nos definen determinados achaques y lo más importante es que al cabo de los años hemos aprendido a conocernos. Por eso, y por nuestras propias circunstancias personales, estamos bien como estamos y no nos seduce la posibilidad de trastocar nuestra intimidad por la de otra persona.

Fuente: “Hoy no me cambio por nadie, de Antonio San José (Ed. Espasa)”

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